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Candidatos y corrupción

Daniel Valles.- Hay muchas formas de combatir la corrupción. Dos son las principales. Para un eficaz y eficiente combate y que éste se pueda dar, primero hay que saber cómo se da la corrupción, cómo surge, de dónde y cuáles son sus características principales.

La tranza, el hecho corrupto, se compone de elementos que algunas personas sabemos y conocemos, pero que no son del dominio general. Estos elementos son cuatro principales. Lo grave de todo lo anterior, el desconocimiento de estos elementos a cabalidad por parte de la ciudadanía, representa una grave paradoja.

Podemos estar en lucha contra la corrupción, pero al mismo tiempo estar involucrados en ella por inconscientes. Es decir, que bien podemos estar involucrados en alguna forma de corrupción por desconocer los elementos que le dan origen, los que condonamos o se toleran porque no constituyen un delito y menos de los que ameritan cárcel. Pero igual, es corrupción en alguna de sus formas.

Por otro lado, el considerar o pensar que la corrupción puede combatirse con sistemas, normas y leyes, es como andar en círculos en un desierto. ¿Por qué? Porque nunca avanzarán en su dura misión.

Espero que quienes hablan o exponen de esta materia sobre el combate a la corrupción, sepan a lo que me estoy refiriendo. Y quienes la combaten, de no entenderlo o saberlo, andarán caminando en círculos.

Una de estas formas de corrupción, de las que no se toman como tales, es la de aceptar una responsabilidad, un empleo, una función a realizar, cuando se sabe que no se tiene no la capacidad, sino los conocimientos básicos y elementales para el desarrollo de la misma. Entre el pueblo bueno y sabio se dice que la persona no conoce la letra “O”, ni siquiera por lo redondo de la misma.

De esta forma es que la corrupción empieza a manifestarse entre la gente o en la vida. Al aceptar una posición que se le ofrece a uno, a sabiendas que no se tienen los elementos, las herramientas o los conocimientos básicos para realizar tal función.

La corrupción conlleva la idea de aprovechar la oportunidad del momento y enfrenta las consecuencias después. Y la oportunidad se le ha presentado a gente como Paquita la del Barrio, que puede ser una gran cantante, pero de ser diputada, no conoce la “O” por lo redondo.

Y antes de que me tache de misógino y todas esas linduras que más hombres que mujeres señalan de otros hombres, debo enfatizar que Paquita misma así lo dijo y así lo expresó de manera pública.

Quien no se haya enterado, no quiere decir que no lo dijo. Además, en esta elección, del mundo del espectáculo o de los deportes o de la farándula o del destape, no solo la señora Paquita se ha registrado para intentar llegar a la Cámara de Diputados. Son ya varias personas que han aceptado la invitación de los partidos políticos.

El hecho en sí mismo no es un hecho corrupto. Claro que no. Lo es, cuando la persona a la que le hacen el ofrecimiento dice no saber absolutamente nada de lo que se trata, que va a aprender.

Eso dijo Paquita. “No sé a qué vengo aquí… Yo solo sé que hay personas atrás de mí que son las que me van a enseñar a cómo manejar este asunto”, dijo la precandidata de Movimiento Ciudadano, Francisca Viveros, “Paquita la del Barrio”.

Insisto, la señora, es muy respetable, pero ante una declaración como esa, es evidente que existe y está presente una de las muchas formas de corrupción tolerada que existen.

Podríamos decir lo mismo del señor Carlos Villagrán, alias “Kiko”, quien busca ser gobernador del estado de Querétaro. Pero él no ha dicho que no sabe, solo que a la gente de ese estado le daría patadas, coscorrones, cachetadas, como hacía con el Chavo. ¡Ah! También ofrece combatir la violencia y la inseguridad. ¿En serio?

Como los anteriores hoy van futbolistas, actores, luchadores, deportistas, solo falta que digan en los anuncios, que van trapecistas, enanos y pulsadores, como anunciaban en las viejas caravanas de artistas y circos de hace más de 50 años.

Es posible que algunas de esas respetables personas sí conozcan la letra “O” por lo redondo, pero hasta ahora, las experiencias que se tienen si no son malas, son intrascendentes. Salvo en Morelos, donde dicen que Cuauhtémoc Blanco, como gobernador, es un buen futbolista.

Todas las personas tienen derecho a ser representantes de la ciudadanía. Competir en una candidatura. Muchos lo hacen con toda la preparación del mundo y hacen muy malos papeles. Se corrompen y roban a pesar de los títulos escolares. No hay garantía de que harán un buen papel o tendrán un buen desempeño.

Pero aceptar un ofrecimiento a sabiendas de que no se sabe de qué se trata y cómo se hace, que lo único que se sabe es solo cantar o bailar, decir chistes, hacer payasadas o patear un balón, es una forma de corrupción, tanto de quien ofrece, como de quien acepta. Y se cumple el requisito de que se requieren dos para que la corrupción se dé.

Famosos y famosas creen que les piden que sean diputados por lo que saben. Quienes piden, saben que es solamente por la fama que tiene a quien le piden, no porque sepa. Así se engañan unos, así de corruptos ambos.

(*) Daniel Valles es el Comisionado Internacional Anticorrupción de la OMPP.

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