Dr. Fernando A. Herrera M.- El dinosaurio político más señalado por corrupción, Manuel Bartlett, finalmente ha sido objeto de atención por la UIF (Unidad de Inteligencia Financiera), dependencia de la Secretaría de Hacienda, pero que da aviso a seguridad nacional y se coordina para delitos financieros o de corrupción.
La UIF ha congelado ya las cuentas bancarias de la familia Bartlett.
¿Qué se espera?
¿Lo van a entregar a los Estados Unidos para que responda por sus actos en la muerte del agente antidrogas norteamericano Kiki Camarena?
¿Presionar más a México? Lo van a procesar y le darán prisión domiciliaria para tenerlo bajo control; no por lo que hizo, sino por lo que le sabe a AMLO.
Y para evitar que Estados Unidos venga por él como lo hicieron con “el mayo”.
Bartlett renegó del PRI desde que su amigo MMH (Miguel De La Madrid Hurtado) desde su imaginario, lo traicionó eligiendo al alumno o hijo putativo Carlos Salinas de Gortari en vez de a él.
Así ocurriría después con Camacho Solís y Colosio, pero Bartlett se refugió en los partidos de izquierda, con lo que logró tener espacios legislativos y del gobierno.
Su estrella parecía tener brillo permanente, incluso sus hijos se volvieron híper millonarios cuando vendieron aparatos de respiración artificial al gobierno por la pandemia y bajo licitaciones a modo para subcontratar obras.
La última fechoría fue comprar a los hijos de AMLO un diésel especial para CFE, pero era huachicol fiscal.
El caso es que lo de Kiki Camarena es el pretexto perfecto para pedir la cabeza del vetusto dinosaurio que autorizó que se revelara que el Kiki era doble agente. O sea, que trabajaba para la DEA y para el Cártel.
Esperemos para ver si no es más atole con el dedo o una distracción para lo de Adán Augusto.
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