Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- El presidente pelea con empresarios, reta a nuestro socio más importante, impulsa a dictadores que expulsan gente. Por supuesto que hay consecuencias.
A continuación, un poco de una potencial conversación entre Germán Larrea y su pistolero estrella.
1- Don Germán, Don Germán… En Chiapas están los trenes hasta el gorro de migrantes.
2.- Déjalos. La Bestia ha sido su medio de transporte.
1.- Ok señor, pero son muchos.
2.- Espérate. Pensándola bien, creo que aprovecharé eso para una vengancita que traigo pendiente.
1.- Me da miedo Don Germán. Ya ve la huelga. Años y años y los mineros no pueden con usted.
2.- Detén los trenes. Con dos días es suficiente para mostrar los dientes. Vamos a darle un vaso de atolito al viejito.
1.- Oiga, pero es que dicen que es como parar 1,800 tráileres, por tantos carros.
2.- ¡A su rancho! ¡Que se amuele! ¡Así me desquito! ¡Bien que me fregó con el tramo de vías para acabalar con su Transístmico!
1.- ¿Y si nos preguntan?
2.- Digan que es para cuidar la vida de esa pobre gente, que los derechos humanos, que cuidamos que no se caigan del tren. Que sepan que nos preocupan.
1.- Pero eso nunca lo hemos hecho, Jefe y siempre se suben. No lo van a creer. Se va a encabritar el viejito. A ver si no le quita otro cacho de vías.
2.- ¡Que se enoje! Al cabo ya se va a la… a su rancho. No me quita nada, ya no le alcanza el tiempo. Vamos a ver si le da un calambre.
1.- Le van a dar hasta tres. Ojalá y no se vaya a infartar.
Epílogo
Después de dos días, Andrés Manuel reclamó en la mañanera a Germán y a Junco, el dueño del Reforma, por las ocho columnas. El presidente reiteró: Ese Germán estaba de acuerdo con Junco De La Vega, por eso me pegaron los dos el mismo día, uno con los trenes y el otro con las ocho columnas en el Reforma, diría el presidente el viernes.
La presión del presidente funcionó. Arrancaron los trenes.
De pasada, para aprovechar su coraje, que casi le revienta la cara, que parecía tomate, le aventó un dardo envenenado al de los Oxxo. Dijo: Es que pagaron 12 mil millones, por eso les cala y no nos quieren. No quieren ser como nosotros, dijo el Peje. Pero son correspondidos. Nosotros tampoco queremos ser como ellos.
El sábado temprano pasó el tren por Chihuahua. Iban hasta el gorro, llenos de migrantes hasta los techos. Supongo que las otras rutas surtieron la frontera. Ahora sí que van a tener un atorón.
Llegan 8 mil al día, tramitan mil, hacinan el resto en la orilla del Bravo, otros se pasan por el río y los suben en autobuses para mandarlos a ciudades santuario.
Un verdadero lío para los alcaldes de nuestra frontera. Allá no hay, tanta bronca. Los necesitan en trabajos que como dijo el clásico, ni los negros quieren hacer.
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