Inicio CONCEJAL ¿Y el turismo en el río pa’ cuándo?

¿Y el turismo en el río pa’ cuándo?

Juan Martín Bravo.- Es imposible sentir orgullo de vivir en una ciudad con siete ríos si vemos el estado de los de Cali. Los distintos tipos de contaminación hacen que la calidad del agua empeore tras su paso por el municipio. Aguacatal, Meléndez, Cañaveralejo, Lili, Pance, Cauca y Cali. En vez de dar vida a la población, hemos hecho que estos ríos den pena.

Los políticos de turno han señalado lo obvio sin hacer nada durante años, un gesto de hipocresía que se ha heredado de administración en administración, sin distinguir partidos. Cambian los nombres y la realidad permanece oscura: los caleños solo pueden disfrutar de uno de esos cuerpos de agua con relativa seguridad.

Tener siete ríos es un privilegio. La mayoría de ciudades tuvieron que hacerse a un lugar en la historia y la economía con un solo río. Con el transcurso del tiempo todos supimos lo que pasó al lado del Támesis y del Spree.

Londres, Berlín, Roma, Estambul y San Petersburgo son importantes ciudades europeas que están a menos de 160 kilómetros del mar y que cuentan con ríos. Guardando las proporciones, es una situación similar a la nuestra.

Otras ciudades que no están en primer plano han hecho de sus ríos un impresionante atractivo. Zaragoza ha construido 10 puentes desde el siglo XV sobre el río Ebro, como testimonio de su existencia. Oporto y sus casas al lado del río Douro son de una belleza increíble. Bangkok está ubicada ahí por el río Chao Praya y aún hoy se puede recorrer con ferrys o barcos privados con restaurantes, discotecas, tours.

Y en San Antonio, Texas, se puede caminar por kilómetros casi que al mismo nivel del río en un paseo a su ribera. Nada más en París, hace pocos días, se anunció la creación de una sala de cine flotante en el río Sena y el lago Bassin de la Villete. La asistencia sería gratuita.

Y sí, estos asentamientos no tienen una cordillera entre ellos y el mar, pero las ventajas del río no nos han faltado. Aun así, en la Cali del siglo XXI, que empieza a vivir del turismo más allá de los ríos navegables, se les da la espalda.

Estos ríos pasan por sitios muy bellos. Con cuidados apropiados y la voluntad política del caso, Cali podría mejorar muchísimo. Lo bello y vívido de las historias de cada río se convertiría en un valor agregado significativo para los establecimientos económicos y culturales que allí se asienten, mientras hacemos nuestra propia historia.

En este orden de ideas, mi anhelo personal como caleño y concejal es tomar el Parque Lineal del Río Cali y hacer de él un paseo también, un corredor gastronómico y cultural, que sea la primera etapa de la revitalización de los ríos en el inconsciente colectivo caleño.

Una segunda etapa más ambiciosa implicaría al río Cauca y hacerlo navegable, para que pueda ser recorrido en todo sentido posible por ferries y vehículos de entretenimiento. A pesar del daño ambiental que ha sufrido, el Cauca sigue con un caudal impresionante, nutriendo a nuestra ciudad y región, y podemos hacer que su estado mejore tras pasar por Cali.

Mientras no lleguemos a unos acuerdos con la ciudadanía y con las instituciones de la ciudad, debemos ver con tristeza cómo este y otros sitios siguen siendo centro de consumo y expendio de drogas o refugios improvisados para los habitantes de calle. Reivindiquémonos con los ríos y démosle vida urbanística a sus entornos.

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